1. SISTEMA DE MEDICIÓN DE CALIDAD DE LA EDUCACIÓN (SIMCE)
El SIMCE es un sistema de medición censal, que evalúa el nivel de aprendizaje alcanzado por el conjunto de los alumnos pertenecientes a los distintos establecimientos educacionales del país, y su propósito principal es contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación, informando sobre el desempeño de los estudiantes en diferentes subsectores del currículum nacional. (Mineduc, 2008).
Además el SIMCE evalúa el logro de los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios (OF-CMO) del Marco Curricular vigente en diferentes subsectores de aprendizaje a través de una medición que se aplica a nivel nacional una vez al año a los estudiantes que cursan un determinado nivel educacional. Hasta el año 2005, la aplicación de las pruebas se alternó entre 4º Básico, 8° Básico y 2° Medio. A partir del año 2006, se evalúa todos los años, a 4° Básico y se alternan 8° Básico y 2° Medio.
Además de las pruebas asociadas al currículum, el SIMCE también recoge información sobre docentes, estudiantes, padres y apoderados a través de cuestionarios de contexto. Esta información se utiliza para contextualizar y analizar los resultados de los estudiantes en las pruebas SIMCE.
Es necesario recalcar también, que, no es fácil hacer pruebas estandarizadas de alta calidad, válidas, confiables y justas. Debido a la amplitud de los contenidos curriculares y la dificultad de evaluar en forma estandarizada el rendimiento en los aspectos más complejos, las pruebas pueden limitarse a algunos tópicos, sin duda importantes, dejando fuera otros, incluyendo varios que deberían atenderse con prioridad, como los niveles cognitivos más altos y también los aspectos de actitudes y habilidades.
Debido a esta situación los resultados han tenido consecuencias fuertes para los alumnos y también para las escuelas, los maestros y las autoridades escolares, pues se tiende a modificar el tiempo dedicado a la enseñanza, priorizando los temas cubiertos por las pruebas, eliminando alumnos que tienen bajo rendimiento para que no asistan a la prueba, y, colocando a los mismos profesores de los años anteriores para obtener un buen SIMCE, ya que los resultados alcanzados por los estudiantes, son de suma importancia para la comunidad educativa del establecimiento, debido a que éstos permiten obtener el nivel de conocimientos que poseen los estudiantes en las diferentes áreas evaluadas.
Según Maureira “un “mal SIMCE” además del estigma y el potencial “trauma” para la comunidad educacional, significa a corto o mediano plazo una pérdida de matrícula, que los presiona a ser menos selectivos con los nuevos estudiantes”.
Es necesario también tomar en cuenta que los resultados bajos de ciertos alumnos en las pruebas, pueden deberse, en cierta medida, a deficiencias derivadas de sus circunstancias familiares y sociales, o a deficiencias de la propia escuela, y algunas de ellas podrán corregirse con medidas administrativas que es relativamente sencillo definir, pero otras requerirán esfuerzos importantes y recursos considerables.
Es importante que las autoridades tengan conciencia de que el mejoramiento educativo no resultará automáticamente de la evaluación.
Por otra parte, el SIMCE no da cuenta de los saberes propios de los niños y del capital cultural que ellos tienen del nivel de identidad o satisfacción personal de los estudiantes al interior de cada centro de estudios, debido a que, no entrega indicadores eficientes acerca del grado de equilibrio que alcanza el desarrollo personal de los estudiantes bajo una modalidad formativa determinada ya que es una prueba que mide sólo la calidad de los aprendizajes y no considera otras variables como infraestructura del colegio, calidad de la gestión escolar, el liderazgo del director o el nivel de perfeccionamiento de los profesores, por lo que sólo es un indicador parcial de la calidad de las escuelas y liceos.
De tal manera considero, que, las fortalezas que presenta éste sistema se sintetizan a continuación: obliga al docente a estar al día en al menos un contenido o tema del currículo de un curso o nivel, insta al docente a realizar una observación y descripción de su práctica incluyendo en ello todo el desarrollo curricular, estimulan a los colegios a superarse y a competir por su prestigio o por su financiamiento, señala a los profesores en forma precisa el tipo de competencias que debe exigirse a los estudiantes y las metas de aprendizaje a las cuales se debe llegar, estimulan a los alumnos al estudio cuando son utilizadas para discriminar el acceso a las diferentes instancias educativas, proveen retroalimentación objetiva a los establecimientos de los aciertos a mantener y de los errores a corregir.
Es necesario también recalcar algunas debilidades que presentan las pruebas estandarizadas, entre las más palpables tenemos: la enseñanza se puede reducir, enfocándose sólo a lo que se puede medir con facilidad y dejando de lado aspectos relevantes de más difícil evaluación (Williams, 1998), éstas pruebas no son un reflejo de las habilidades que exige la vida real, es decir, evalúan aspectos irrelevantes de la formación de los alumnos, dirige a los alumnos hacia un tipo de pensamiento correcto-incorrecto, a entregar respuestas simples, en vez de orientarlos hacia el desarrollo del juicio reflexivo y fundamentado o hacia la solución creativa de problemas, los profesores tienden frecuentemente a limitar la enseñanza a aquellos temas dentro de una asignatura que se sabe serán evaluados, disminuyendo así, de hecho, las oportunidades de aprendizaje de sus alumnos, las asignaturas no evaluadas son desatendidas, debido a que los profesores tienden a destinar las horas que corresponden a esas asignaturas a trabajar en las asignaturas que van a ser evaluadas.
Para Neill otra vertiente de crítica se refiere a que “las pruebas estandarizadas tienen un sesgo cultural y utilizan un vocabulario propio del grupo social dominante, y, por ello, discriminan negativamente a los niños de niveles socioeconómicos bajos y con carencias culturales (M. Neill, 1994)
- ESTUDIO DE CASO
Luego de haber realizado un enfoque general en lo que tiene que ver al SIMCE, a partir de este momento, tomaremos un ejemplo y nos centraremos en el Colegio Wessex, el cual es un establecimiento particular pagado, que está situado en la comuna de Concepción ubicado en la Octava Región, que atiende a niños y niñas pertenecientes a un nivel sociocultural y económico alto, enfatizando que su misión es “proveer a los estudiantes de un plan de estudios que les permita desarrollar múltiples dimensiones (cognitiva, social, física, espiritual, etc) e implementar un programa de estudios que integre los conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales con variedad metodológica y evaluativa” (Wessex, P.E.I 20011), cabe manifestar, a partir del testimonio de los profesores que laboran en este colegio, mencionan que el tipo de alumnos que posee esta institución presenta diferentes características en los diferentes cursos, por ejemplo: según Martín, profesor de Matemática, los estudiantes del 2do medio “B” está dividido en dos grupos: una parte son muy buenos para trabajar y la otra parte son muy lentos en asimilar el conocimiento durante el desarrollo de la clase, enfatizando también que son muy buenos para conversar.
En cambio en su opinión Sandra, Profesora de Ciencias Naturales del curso arriba en mención, recalca que, existe un gran número de estudiantes que tienen problemas de ritmo de aprendizaje y son metódicos en el trabajo, pero a su vez son muy dinámicos y les gusta participar durante el desarrollo del proceso de enseñanza.
Otra de las características principales de los alumnos de esta institución según Pedro, profesor de Historia, es que son grupos heterogéneos y mixtos, por lo que es muy agradable trabajar.
Sin lugar a duda, cabe señalar también, que las estrategias de aprendizaje que aplican los profesores de esta institución educativa se sintetizan en situaciones como: control de la disciplina, detenerse lo necesario en la asignatura que están enseñando, plantearles problemas, con el afán de llevarlos a pensar para poder evolucionar en el desarrollo intelectual y obtener una buena asimilación de conocimientos.
Sin embargo las opiniones de algunos actores de dicha institución y de un experto en el ámbito educativo, con respecto al modelo de la prueba estandarizada que se aplica a los estudiantes en las instituciones, presentan algunas discrepancias, ya que Martín profesor de la institución apunta a que los estudiantes deberían responder sin ningún problema las preguntas que vienen planteadas en el SIMCE, pero al mismo tiempo enfatiza que los estudiantes no están adiestrados al modelo de preguntas que están planteadas en la prueba, ya que los distractores conllevan a crear confusión, sin embargo a todo esto Francisca colega de Martin manifiesta, que no deberían prepararlos a sus estudiantes para el SIMCE o para la PSU, si no que hay que prepararles para la universidad, para resolver problemas, en definitiva, prepararlos para la vida, y seguir el programa curricular hasta donde se alcance apresurándose en lo que más pueda, pero lo que aprenden lo aprendan bien y no se olviden a futuro, y, finalmente Pedro, también profesor del colegio Wessex School considera que el estudiante debe estar bien formado en valores ya que es fundamental en el desarrollo del individuo, en cambio para Gladys Contreras especialista en evaluación manifiesta que el simce es “un test psicométrico, orientado a medir al sujeto y no a evaluarlo”.
Finalmente Mario Aguilar en calidad de Dirigente del Colegio de Profesores, enfatiza, que “el SIMCE es un modelo absolutamente fracasado, que muestra por todos lados que está haciendo agua hace muchos años”
Es necesario también tomar en cuenta la postura que tienen cada uno de los docentes entrevistados de acuerdo a su punto de vista acerca de la finalidad que tiene la educación dentro de su subsector de aprendizaje, los mismo que manifiestan lo siguiente.
Martín sostiene que los “estudiantes tienen que ser capaces de resolver ejercicios completos, para llegar a un resultado”.
Sandra manifiesta que “se debe ver el contenido hasta donde se alcance, tratando de avanzar lo que más pueda, para que lo que aprendan lo aprendan bien, y tener la certeza de lo que alcanzaron a estudiar los estudiantes se acuerden a futuro, y no hay que centrarse en el tema del SIMCE”, y que si hay cosas que el profesor puede ir haciendo para adaptarlos al modelo de este tipo de test como colocar en las pruebas preguntas de tipo SIMCE, para que se vayan adiestrando a este tipo de tests.
Pedro expone que “se debe tomar en cuenta la formación integral del individuo y no solo centrarse en resultados del SIMCE o de la P.S.U; es decir, que los alumnos se formen en un aspecto integral, y que la educación se valida a través de un buen resultado en las pruebas estandarizadas”
Francisca aduce que a los estudiantes hay que “prepararlos para la universidad para la vida laboral y la vida familiar, para resolver problemas”, o sea que se prepare para enfrentar la vida.
Por lo expuesto anteriormente por cada uno de los Docentes que laboran en el colegio arriba en mención, es claro darse cuenta que no les preocupa los resultados alcanzados en las pruebas estandarizadas ya que manifiestan que ellos no forman a los estudiantes para que sean medidos, si no que les forman para la vida, por dicha razón es sumamente visible que tienen una postura de resistencia al cambio, debido a que cuentan con un proyecto y no quieren desviarse de él, sosteniendo que al desvincularse del proyecto perderían el sentido del proceso, no lograrían terminar los programas curriculares de aula, no se cumplirían con los objetivos: contenidos mínimos obligatorios (CMO), objetivos fundamentales verticales (OFV) (habilidades, conocimiento y destrezas que se desarrollan a lo largo del curriculum), objetivo fundamentales transversales (OFT) los cuáles son muy importantes para desarrollar valores en los niños, sin tomar en cuenta, los resultados externos que están alcanzando sus estudiantes, tanto en SIMCE cuanto en P.S.U.
En lo personal adhiero a la postura de los docentes, en el sentido de privilegiar una educación contextualizada en la que los puntajes no constituyan la exclusiva finalidad de las prácticas pedagógicas.
En el momento actual, en que se pone en marcha un sistema de aseguramiento de la calidad de las instituciones educativas en Chile, se hace indispensable contar con varios modelos de buenas prácticas que orienten a las instituciones que llevarán a cabo esta tarea. Por otra parte, dado que en este contexto se acentúa la responsabilidad de los propios establecimientos y de sus sostenedores, una mejor comprensión de estos factores de eficacia interna será de utilidad para quienes se empeñan en lograr mejores aprendizajes.
Centrándonos en los estudiantes de octavo básico, y segundo medio del Colegio Wessex, quienes fueron evaluados a través de la prueba SIMCE en el año 2009 y 2010, los cuales obtuvieron bajos resultados en Octavo Básico, los mismos que no fueron los esperados por la comunidad educativa del establecimiento.
Por tratarse de un colegio particular que atiende a niños y niñas de un nivel sociocultural y económico alto, y los argumentos que manifiestan los profesores de dicha institución, deberían adentrarse en su interior, reflexionar críticamente, que está pasando con la educación del establecimiento, especialmente con el Octavo básico, en el cual los resultados obtenidos en el 2009 son semejantes a los del año 2007, es decir durante este tiempo no se ha mejorado en cuanto a rendimiento educativo, es por esta razón que propongo crear este nuevo modelo didáctico para llevar a cabo un buen proceso de enseñanza – aprendizaje y a la larga poder obtener un buen resultado SIMCE.
Primeramente sería necesario enfocar, cuales han sido los logros de aprendizaje que ha tenido la escuela, ya que estos dependen de múltiples variables que actúan a la vez y se influyen recíprocamente: en primer lugar encontramos los factores relacionados con las características de los alumnos, es decir, sus capacidades individuales, su motivación, sus intereses y el nivel socioeconómico de su entorno familiar. En segundo lugar podemos incluir las características del sistema, esto es lo que conforma el marco en que opera el colegio: los recursos con que cuenta, los incentivos con que opera, las regulaciones y el marco legal en que se mueve, etc. Y en última instancia encontramos las características internas del colegio: cultura que impera en él, la manera en que se organiza y la manera en que enseña.
Entonces, debido a esta situación, es necesario también hacer una revisión sistematizada del Proyecto Educativo, donde deben participar todos quienes conforman la comunidad educativa (autoridades, padres de familia, docentes y estudiantes) para poder comprobar si se están cumpliendo o no los objetivos planteados en él.
Una vez realizada dicha revisión, deberían centrarse en las mallas curriculares de cada área, donde se pueda palpar si los contenidos están acorde a la realidad del contexto educativo, y elaborar una calendarización de los contenidos, planificación detallada y funcional de las lecciones, supervisión de las planificaciones, observación sistemática de clases, evaluación externa instituida, pruebas de nivel visadas por la dirección, capacitación de sus profesores y contar con un sistema formal de evaluación, para lograr obtener un mejor aprendizaje y mejorar los resultados en el SIMCE.
También sería conveniente conformar equipos docentes que estén genuinamente alineados con las metas del colegio, en este aspecto cabe destacar el papel del rector o director, quien tiene suficientes atribuciones para dirigir el establecimiento con autoridad propia, en un rol que conjuga control, apoyo y enseñanza al profesorado. Entre estas atribuciones se incluye, de manera primordial, participar de la selección y evaluación del personal docente.
Según Gonzales “se reconoce al docente como un actor del proceso educativo con habilidades para guiar y encauzar a los alumnos, para que ellos generen su propio aprendizaje, de ahí que hoy en día se le atribuye al quehacer docente, actividades como: tutoría, enseñanza, guía, investigación, administración, certificación del aprendizaje, desarrollo e incorporación de nuevas estrategias que faciliten el proceso de enseñanza- aprendizaje”
El docente debe ser el actor principal dentro del proceso educativo y cumplir con funciones como: planificar actividades concretas que conlleven a los alumnos a un proceso parejo desde el comienzo hasta el final de la clase o del proceso, aprovechando cada minuto, preocupándose que todos los alumnos cumplan con su trabajo, sin excepciones, y para ello supervisar constantemente, resolviendo dificultades dentro del aula si las hay, para al final de cada clase certificar el aprendizaje obtenido por parte de sus estudiantes.
En cuanto a los alumnos que se educan en esta institución, tomando en cuenta las diferentes características que presentan éstos, de acuerdo al criterio los profesores, deberían aprovechar el dinamismo, la participación, el nivel socioeconómico, etc., y hacer un diagnostico acerca de cuanto saben los estudiantes, para de ahí partir a construir el nuevo conocimiento, y, brindar una educación de calidad y calidez que esté acorde a las demandas de la institución y de la sociedad toda.
En cuanto a la metodología que debería usar el colegio, debe estar enfocada a la simulación del modelo simce, es decir durante el proceso de enseñanza, todos los docentes deben incorporar un modelo de adiestramiento y entrenamiento que sea semejante al de las pruebas estandarizadas, para esto es necesario que los profesores posean destrezas y habilidades para hacer del aprendizaje una actividad dinámica y constructiva.
En este colegio debe imperar el enfoque activo modificante, descrito por Feuerstein et al. “(Don’t Accept me as I am, 1988), que se manifiesta en la confianza en que las adversidades pueden enfrentarse y que las limitaciones de los niños no deben ser aceptadas sino que desafiadas”.
De esta manera no solo se podrá mantener los resultados SIMCE, sino mejorarlos año tras año, certificando que los estudiantes de este colegio están rumbo al éxito educativo.
Por: Carlos Alberto Guanoquiza Iza
Estudiante de Magister
UCSC - Chile
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